El eczema atópico, también llamado dermatitis atópica, es una condición crónica y alérgica que se manifiesta a través de la aparición de rojeces y picazón. Restaurar la funión barrera de la piel es fundamental para su tratamiento.
Síntomas
Una piel " extraña y diferente"
El eczema atópico cursa con una piel muy seca, que sufre irritación y picazón. En las zonas donde aparece el eczema la piel está enrojecida, está rugosa y descamada. La irritación constante, las molestias y la sensación de tener una piel "extraña y diferente" lo convierten en un problema importante. Cuando afecta al rostro, la calidad de vida y las relaciones sociales se ven particularmente comprometidas.
Orígenes
Una afección crónica bajo control
El eczema atópico, crónico y alérgico, se produce en aquellas personas con una predisposición genética para esta afección. Debido a que estas pieles tienen menor cantidad de lípidos, la función barrera protectora de la piel se altera. Resultado: la piel es más vulnerable a la irritación y a los alergenos. Los ácaros del polvo, el polen, los animales y la contaminación son elementos externos que pueden agravar los síntomas de esta afección.
Tratamientos
La prioridad: calmar la picazón
La picazón es el síntoma constante de estas pieles. El rascado aumenta las irritaciones, produciéndose un auténtico "círculo vicioso" que empeora la alteración que sufre la piel. Calmar la picazón es imprescindible para tratar el problema. Es importante seguir ciertos pasos fundamentales:
- Limpiá suavemente tu piel con un producto específico enriquecido en elementos grasos y anti irritantes.
- Aplicá diariamente un producto hidratante y relipidizante corporal, tanto en el rostro como en el cuerpo
Los tratamientos de spa también se pueden utilizar para aliviar la picazón, purificar la piel y prevenir una infección secundaria.
Consultá a tu farmacéutico y a tu dermatólogo. Te ayudarán a tratar los problemas específicos de tu piel.