Procedimientos dermatológicos y ataques externos pueden conducir a la aparición de lesiones cutáneas leves o graves. Dependiendo de su gravedad, estas lesiones pueden causar complejos, ansiedad y un verdadero malestar físico.
Lesiones en la piel: cuando la barrera cutánea se debilita
Una piel deteriorada sufre de una barrera cutánea dañada. Estas lesiones pueden tener tres fuentes:
- La piel aparece alterada por irritantes externos como el frío y la sequedad, o dañada por traumas ocasionales. Este es normalmente el caso de quemaduras, cortes, rasguños y picaduras de insectos. Este problema puede afectar a toda la población.
- La piel es constitucionalmente débil. Este es el caso del 20% de las personas. Esta fragilidad causa grietas en las manos y los labios, parches secos, boqueras o queilitis.
- Por último, las lesiones pueden ser causadas por un procedimiento dermatológico como la extracción de una verruga, crioterapia, cirugía menor, el tratamiento con láser, peeling o procedimientos cosméticos. Estas lesiones representan alrededor del 15% del trabajo de dermatólogos.
Identificando la gravedad de la lesión
Las lesiones cutáneas incluyen dos diferentes tipos de heridas:
- Heridas epidérmicas: no alcanzó la dermis y la lesión no sangra.
- Héridas dérmicas: alcanzó la dermis y la herida sangra.
- agudas, creando una abertura en la superficie de la piel: lesiones por frío, quemaduras, cirugía o incluso un peeling.
- crónicas con deficiencias reiteradas en la epidermis. Este es el caso de las úlceras de pierna, úlceras por decúbito y las grietas.
Cuando la barrera de la piel está dañada de esta manera, la piel se vuelve más sensible a los ataques externos. Esto puede dar lugar a picor, que puede ser agravado por el rascado. Por tanto, es importante reparar y curar la epidermis cuanto antes.